20.5.10

Tráfico (abril´06)

Tarde de invierno apocopada al absurdo,

con luces aún distantes de muestras corporales.


Sentires sin sentido, catecismo y puterío.

Manos desatadas de viejas marionetas

aguardan juventudes e ingenuos desvestidos.


Fachadas centenarias con vientos expectantes

de gozos insensibles ante ojos inexpertos.

Palpitan sus sentidos, tiemblan sus cimientos

y cierran sus ventanas. Gimen. Lloran. Sienten.


Princesas y camellos, jinetes y travelos

deambulan por tus calles aún grisáceas.


Miradas de inocencia tras lentes de pantera.

Anémonas vestidas de cuerpos virginales.

Lujuria en la teoría del sexo practicado.

Sin fieles, ni sectarios, tan sólo marginados.


Placeres añorados que guardo en tu bolsillo,

cual efímero billete que compra mi inocencia

y dista entre mi boca y tu deseo

lo que guarda entre sus miembros

el ingenuo practicante.


Sergio Montes Antón.

17.5.10

De nuevo, declaración de intenciones...

Algo más de cuatro años después de la publicación de la última entrada en este Blog, Inquietudes vuelve de nuevo a mi vida.

Inquietudes de ingravidez surgió hace más de seis años con la intención de compartir aquellas pequeñas experiencias del día a día, esas palabras que guardamos y que más de una vez necesitan ser leídas por quien busca consuelo en una frase desconocida. No es sino una forma más de autodescubrimiento, de búsqueda del lugar que a cada uno nos pertenece en este mundo loco, el sentir compartido de una vida en común.

Por ello, si has caído por aquí por casualidad, te pido que no analices estas palabras con la mirada de quien busca unas creaciones expertas y bien fundadas,  pues no dejan de ser más que desvaríos de un tío normal que sólo busca entenderse a sí mismo, y que lucha por conseguirlo a través, entre otras muchas cosas, de las palabras.

Palabras que no buscan agradar ni convencer, que no buscan conseguir nada más que aquéllo que cada uno esté dispuesto a sentir y a compartir. Y quizá estas palabras estén más que viciadas, sean suficientemente torpes para provocar algún sentimiento o sean del todo ininteligibles, pero supongo que es mi forma de abrirme al mundo. La única forma de expresar todo aquello que, los que me conocen, saben que tanto me cuesta compartir.

Por todo ello, espero que quien se pase por aquí lo haga desde el respeto y con la clara convicción de que mi intención no es que todo esto trascienda a la esfera personal, sino que se quede como lo que es, un puñado de inquietudes de ingravidez.

¡Crea conmigo este mundo de inquietudes, comenta lo que se te ocurra y compartelo!

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Próximamente, las impresiones tras mi primera noche por Madrid, allá por 2006...