15.3.11

Irresistible (2ª parte)

El ritmo de la noche se contonea entre mis piernas. Asciende de una forma exacerbada hasta fundirse con el brillo de mis ojos, que ilumina la estancia mientras cientos de cuerpos agitan sus brazos y bailan la danza del sexo y la lujuria.

Me fijo en sus labios y me siento tan fuerte que en este momento sería capaz de arrancarlos tan sólo con mi mirada. Recorro los límites de su cara, reptando como una serpiente entre la arena del desierto, reventando las ganas de quienes se cruzan entre nosotros. Le miro y me desea, agito la cabeza con tal sutileza que parece tan sólo una caricia entre el alboroto que ha levantado la última canción de moda.

Cierro los ojos y sonrío sin reír, una sonrisa desproporcionadamente minúscula que consigue mi propósito, que otro par de cuerpos me miren y deseen morder mis labios. Soy yo quien desliza mis dientes sobre mi labio inferior mientras acaricio mi pelo despeinado y agito las caderas. Siento la música una vez más trepando por mis pies, inyectándome maná y provocándome un deseo inexcusablemente primario.

Levanto mi brazo derecho y observo cómo una decena de cuerpos esperan ser el elegido, mientras preparo mi dedo índice para señalar a uno de ellos. La tensión hace que me excite de tal forma que decido dejar la decisión para más tarde.

Sonrío, y la picardía de mis ojos se funde con una sonrisa ladeada que explosiona con los láseres y el humo que recorre el escenario.

Susurro la letra de la canción, mientras les miro una vez más y toco mi cuerpo con movimientos suaves y definidos, bebo un trago de vodka y me miro al espejo que tengo a mis espaldas.

En ese momento siento cómo mi reflejo me sonríe, recorro mis labios con mi mano y noto que la sonrisa no me pertenece. El reflejo dibuja mis ojos con un brillo desfigurado, sintiendo que mi rostro es fruto del deseo, haciéndome de alguna forma inalcanzable, convirtiendo en divino la mediocridad que rodea la estancia…