21.8.11

Untitled.

Te echo tanto de menos que mataría por tenerte de nuevo. A pesar de que nunca hayas sido mío, a pesar de que la noche siempre termina imponiéndose y el olor del mar nunca llega hasta Madrid. Saldría corriendo si tan sólo tú me lo pidieras, si con tu mirada volvieras a derretir mis labios y con un abrazo me arrancases del mundo.

Y en esos momentos en que pienso que no te necesito consigo dibujar una sonrisa, un gesto viciado que no consigue engañar a mi frágil corazón: me haces mucha falta. No por las canciones vividas a través del retrovisor, los viajes furtivos, los mensajes a escondidas o las miradas en la distancia, sino porque sé que podríamos haber formado un tándem perfecto. Y porque nunca he dejado que me venciese la sinrazón y la cobardía, porque siempre he sido valiente y le he plantado cara a la vida, porque creo que es más fácil estar mal en compañía, compartir el dolor, aunque sea yo quien tenga que enseñarte a ello.

Y estas palabras quizá resulten completamente inútiles, pero necesito gritarme a mí mismo que has existido y has sido lo más importante de mi vida en un momento en que lo hubiese dejado todo si tú me lo hubieses pedido.

Porque aún veo en tus ojos tus miedos y tus ilusiones, la lucha constante en buscarte a ti mismo, porque te veo con sólo cerrar los míos.

Y en esta lucha que ya no es lucha -pues no tengo contrincante- me siento absolutamente vacío y perdido, solo, sin saber qué hacer o a hacia dónde ir. Porque intento que mis pasos tomen el rumbo de la razón y mi corazón se niega a buscar el camino. Porque aunque te busque en cada persona que se acerca a saludarme no te encuentro, y el dolor cada vez es más grande. Esta soledad me abarca y me está ahogando poco a poco, me está matando lentamente, sin argumentos, sin contemplaciones.

Te sigo a cada paso, te recuerdo en cada palabra y cruzo los dedos por no soñar contigo y tener que despertarme en mi pequeña cama vacía, aquella que dio rienda suelta a nuestro deseo. Me haces tanta falta, amor, que no puedo seguir adelante, que cada día se hace aún más duro y no consigo encontrar el motivo para abrir los ojos y ponerme el mundo por montera.

Porque confiaba y confío en nosotros, porque sé que todo puede ser perfecto, porque sólo hay que esperar a que el tiempo nos dé un respiro y podamos mostrar lo mejor de nosotros mismos. Porque seis discos no son suficientes, porque aún no he aprendido a decir una frase completa, porque nos queda una temporada y dos capítulos, porque me muero por salir a buscarte y perdernos en cualquier descampado. Porque tengo pánico de que pase el tiempo y me olvides, de que entierres este corazón que late cada día con más fuerza, hasta que consiga salir de mi pecho y dejarme sin aliento. Porque todo se ha quedado a medias, porque necesito demostrarme a mí mismo que puedes confiar en mí. Porque esta batalla me niego a perderla de esta manera.

Deja de pensar en todo, confía sólo en nosotros, olvídate del mundo, olvídate del mañana y vámonos juntos ahora.

Porque no soporto más estar callado, aunque ya no quieras saber nada de mí. Porque necesito gritarte que arriesgo mi vida entera por ti, sabiendo que con estas palabras estoy decepcionando a todos aquellos que en este tiempo me han repetido mil y una vez que era lo suficientemente fuerte para superarlo. Porque no lo soy. Porque ahora sólo estoy seguro de una cosa.
De que te amo.