30.6.11

PUÑO AMERICANO (Carta de amor como terapia personal.)

Si cada una de estas palabras reflejase la rabia con que las escribo, seguramente el teclado de mi portátil estaría ya estampado contra la pared. No hay sentimiento más incontrolable que la rabia, y más aún la rabia ocasionada por una feroz injusticia.

Pienso en el comienzo de los hechos y no puedo hacer más que volver al final e imaginar tu cara de payaso terrorífico riendo a carcajadas mientras hay alguien que sufre en la soledad de su habitación prestada. Todo por el hecho de no poseer cuanto quieres. Llamémoslo belleza, amor, sexo, caricias, atención. Eres repugnante y al final vas a conseguir que te parta la cara. Y que alguien como yo pierda de esta forma los nervios o descargue su rabia aporreando el teclado de su portátil, créeme que no es cualquier cosa. Pero lo estás consiguiendo. Y eso aumenta aún más mi rabia.

Y siento por mí mismo si estas palabras están tomando tintes amenazantes, y odio tener que dar cabida a este dolor de cabeza que escupe esta ira en que se ha convertido mi rabia, pero si lees esto o si alguien que te aprecie da con estas palabras, intenta hacerte invisible a mis sentidos, porque vas a conseguir que pierda la cabeza y termine haciendo una locura.

Porque me duele que exista en este mundo auténticas muñecas de trapo –bambole di pezza-, seres que ni sienten ni padecen y siguen al pie de la letra los dictámenes de tu sucia conciencia. Porque tus planes maquiavélicos llegan a darme mucho miedo, porque tienes un cierto don para controlar a los débiles, porque estás haciendo girar tus mentiras sobre el eje del sufrimiento ajeno, consiguiendo que el mundo termine peleando por tu desdicha.

Supongo que en el fondo es como funciona el universo, como se originan las guerras entre iguales, como se consigue que el odio humano termine matándonos como moscas.

Y si en este camino encuentras seguidores que te ayuden a fabricar tus pequeñas armas de destrucción, no puedo más que desearles que les estallen en las manos. Porque no merecen otra cosa. 

Porque mientras yo blanqueo mi rabia en estas palabras, tú te jactas de falsos paseos en barca en mi compañía, te recreas en falsos momentos de sexo en terminales de aeropuerto, y haces que aquellos que se acercan a ti terminen tomando partido: pudriéndose en la mierda que desprenden tus palabras de desprecio o sufriendo los ataques desconsiderados de tu locura incurable.

Pero ya está bien, ya te he dedicado demasiado tiempo. 

Sólo una última cosa, y no es una amenaza: desaparece de mí o te destrozo. Con palabras o sin ellas, pero sin mancharme de sangre ni arrugarme la camisa.

30 de junio de 2011

24.6.11

No vales nada

En muchas ocasiones te planteas el porqué de la vida. Si estamos aquí de paso, si alguien nos recordará cuando muramos, si tenemos algo importante que aportar. Te lo planteas y consigues hacerte aún más pequeño, te das cuenta de que todo seguirá girando si tú dejas de respirar, si detienes tus latidos y te bajas por un instante del mundo. Quizá haya alguien que pueda echarte de menos, pero ellos algún día también partirán y tu recuerdo se esfumará como si no hubieses existido.

Quemas tus horas en un trabajo de mierda en el que muchos de los que te dirigen son auténticos ineptos, más preocupados por no mezclarse contigo que por hacer bien su trabajo. Porque ellos sólo se relacionan con los de su círculo, porque tú eres menos que ellos, aunque estés más preparado, seas más inteligente, sepas idiomas o tengas don de gentes. Trabajan tanto que entre café, descanso y café no se preocupan si llevas horas en un cubículo carcelario con el sol quemándote las retinas. Tienen mucho trabajo y no tienen unos minutos para abandonar sus quehaceres diarios de Sodoma y Gomorra y preocuparse por ti.

Pero en el fondo es comprensible, muchos de ellos no saben ni escribir, como para llegar al planteamiento moral de preocuparse por quienes tienen a su servicio.

Sales de trabajar e intentas formarte en una universidad que es de todo menos universal. Que prioriza y distingue entre aquéllos que viven una vida contemplativa cuya mayor preocupación es alinear todas las comas de sus apuntes; y los que trabajan para pagarse esos estudios, quienes, de vez en cuando, no pueden asistir a las lecturas inútiles y desaborías de los catedráticos que leen sus propios libros para hacerse autopublicidad, y terminan siendo marginados por el maestro todopoderoso.

Eres enano, no vales nada, eres absolutamente prescindible para la Humanidad. ¿O crees que eres tan especial que si estornudas una legión de admiradores corearán un “salud” a tu honor?

No te preocupes por minucias, no pierdas el tiempo dándole vueltas a un ovillo que está tan enmarañado que lo único que conseguirás es acabar con un dolor de cabeza insoportable. Piensa en ti, en quien te quiere y encuentra vuestra felicidad en las pequeñas cosas. Sin buscar los porqués de la vida.

Porque la vida no tiene explicación, porque la vida es tan injusta que si te haces muchas preguntas la única respuesta que obtendrás es que no vales absolutamente nada.

26 de junio de 2011